En México se realizan anualmente entre 750 mil y 1 millón de abortos clandestinos. Es decir, que independientemente de la normativa legal en torno al aborto provocado o inducido de forma voluntaria, el aborto existe y demuestra que penalizarlo no lo impide, por el contrario lo hace más inseguro.
El debate en torno a la práctica del aborto no es, aborto si o aborto no, la cuestión es si queremos que las mujeres accedan a un aborto legal y seguro que garantice su vida y salud o por el contrario, lo penalizamos y criminalizamos dejando que las mujeres mueran por abortos clandestinos e inseguros.
Que el aborto sea legal, no significa que sea obligatorio. La lucha por la despenalización del aborto lo que pretende es que las mujeres puedan decidir libremente sobre su cuerpo y su vida. La decisión de acceder o no a un aborto es una cuestión que compete solo a la mujer y se enmarca dentro de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y niñas, reconocidos internacionalmente como derechos humanos.
La penalización y criminalización del aborto tiene un impacto desigual en las mujeres. Mientras que aquellas que tienen un nivel socioeconómico medio y alto pueden acceder a una atención sanitaria adecuada y segura, y en general, no sufren complicaciones post-aborto. Las mujeres pobres, las niñas y adolescentes sin recursos, se ven obligadas a recurrir a intervenciones clandestinas inseguras, en condiciones sanitarias muy precavas que ponen en peligro su vida y su salud.
Son las mujeres pobres las que presentan mayores tasas de muerte por aborto, así como las que son criminalizadas y condenadas a penas de prisión cuándo acuden a hospitales públicos
La penalización del aborto va en contra de una sociedad igualitaria. Los países que castigan y criminalizan el aborto, instigados por los sectores más conservadores y religiosos, refuerzan estereotipos sobre la crianza y el cuidado de los y las niñas, niegan a las mujeres la decisión sobre si tener o no hijos y el control sobre cuándo ser madres, agrava las desigualdades de género en la vida educativa, cultural, económica y política.
Mantener la penalización del aborto es contrario a la construcción de sociedades igualitarias. La soberanía de las mujeres sobres sus cuerpos es un principio básico para lograr la igualad de género.